domingo, 15 de junio de 2014

Nunca se sabrá.

Apareció en un recuadro. Así, como sin dar importancia a su sonrisa. Luego vino el saludo. Tímido. Sin confesar demasiado que ese "hola" había flanqueado mi espalda en un día gris, en medio del caos de aquellos tiempos. La vida, a la vista de esa conversación, era más grande, con mucho por descubrir. Aparecía como “persona que quizá conozcas” en una instantánea que reflejaba la alegría que todos queremos vivir. Agregar, saludar y comentar nuestro amor a aquel programa de televisión hubieran sido momentos normales. Y lo eran habitualmente, claro que entre otras muchas cosas. Había algo extraño, una vibración que tensaba cuerdas en el alma, algo que te agarra y no te suelta. Llegaron las preguntas sin respuesta, las formas de entendernos imposibles para no conocernos, y una alucinante sincronía que años después, en un viaje relámpago para cumplir sueños, seguía con nosotras. Y lo sigue estando. Amigas no desde siempre, y desde hace meses, como hermanas. Contra viento y marea, amenazas y sombras, dolor, miedos y lucha, hoy me abraza, pendiente, atenta. Sigue siendo una buena soldado con uniforme y casco, pintada de camuflaje, que con una tecla arregla un mal día. Sí, somos un equipo eficaz. Y siempre con la misma sonrisa con la que giró la vida hacia una gran historia. Me hartaré de darte las gracias y nunca será bastante. Feliz cumpleaños.

"Está bien tener sombrero por si se presenta una buena ocasión para quitárselo". "Yo me lo he quitado".

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