domingo, 23 de agosto de 2015

Susurros de edredón.

Es difícil pedir paciencia a aquel que espera algo que nunca llegará a suceder. Es difícil mantener intacta una ilusión cuando una y otra vez la realidad no cumple las expectativas, cuando una y otra vez tú, muñeco de trapo, te topas con este muro infranqueable que es la realidad. Tratas por un momento de evaluar el obstáculo, de barajar todas las posibilidades para ver si así alguna te lleva allí donde quieres estar, al otro lado y es ahí cuando te das cuenta de que tal vez lo mas inteligente sería entender la indirecta, que lo mas lógico es darte la vuelta y alejarte.

Te rindes, te vas.

Cuando ya estás lejos es cuando vuelve a tu cabeza la idea en la que tanto ocupó tu mente, aquella que daba alas a tu ilusión. Son la rabia y la indignación las que traen a tu mente una idea mucho más peligrosa, mucho más alocada.

Tiremos la pared abajo.

Sin pensarlo dos veces corres cuanto tus piernas te permiten en dirección al obstáculo hasta ahora inamovible. El camino se hace eterno mientras pides que, si hay una manera humana de cruzar, una sola grieta, por favor se manifieste.

Te das cuenta de que estarías dispuesto a morir por algo, no hay nada más peligroso, nada más real y después de todo, es así como se hacen realidad los sueños.

-¿Acaso está permitido soñar en un sueño?

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