martes, 31 de enero de 2012

You are my little princess.

Que te quiero. Que has de recordarlo siempre. Que para mí, eres lo más grande que esta vida podía haberme dado. Que eres maravillosa, hoy, y siempre. Que me has hecho levantar del duro asfalto y buscar el más débil rayo de sol en un cielo jodidamente negro, cada día que lo he necesitado. Que te has tragado mis lloros, manías, días raros, complejos, inseguridades, comidas de coco y nudos en la garganta. Que la vida te ha golpeado más fuerte de lo que nadie se merece. Que tu pequeño corazón ha seguido latiendo, más valiente que ningún otro que haya conocido nunca, con esa fuerza que tanto admiro. Que esa sonrisa, sí, justo ésa, no la tiene nadie. Que sólo yo puedo robártela, porque nena, me cambias el día sólo con verla. Es que no te ves como te vemos los demás, como te veo yo cada día. No sabes lo que es llegar a primera hora, y sin esperarlo, sonrisa y cariño. Que suene el teléfono, y sonrisa y cariño. Encontrarnos en el recreo, y sonrisa y cariño. ¡Cómo no admirarte si hasta cuando lloras, sonríes, princesa!
Aquel día, te prometo que me encogiste el alma. Me aterraste. Sólo sabía abrazarte. Se me olvidó hasta respirar. Y por eso, me juré a mí misma, que jamás volvería a quedarme sin palabras para ayudarte. Jamás volverías a pillarme con un nudo en el estómago y otro más grande en la garganta, sin saber qué decir. Jamás. Porque tu corazón ya tenía bastante labor con seguir latiendo, porque el mío había de hacerlo por los dos, por muy pequeño que fuera. Me lo juré a mí misma, y sabes de sobra, que para mí una promesa es una promesa.
¿Que qué quiero decirte con todo ésto? Que jamás vas a estar sola. Que tienes un corazón que latirá el doble de fuerte si hace falta, para recordarle al tuyo cómo se hace. Que si el tuyo toca un blues, el mío cogerá el saxo, que si prefiere un twist, le enseñaré a bailarlo. Pero nunca más latirá solo.

Porque te quiero. Porque ésto es todo lo que puedo darte. Y lo daré todo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario