sábado, 25 de febrero de 2012

Nessuno ha detto che era facile.

Me dispongo a despegar, me vale la pena marear, sangrar, decir, averiar, hacer el torpe, o me da por preguntar de dónde he salido y qué valdrá marcharme lejos, cambiarlo todo por un monte. Quizás seas tú, quizá el control, quizá sea yo, quizá el temor, o las historias que nos llevan al reproche. Ya te dije lo que soy, un tirado, un cualquiera, que malvive a su manera. Duermo poco, bebo mucho, moriré en la carretera o a los pies de una farola. No me creas mucho, aunque no te mienta. No me tientes que entro al trapo; yo no quiero madrugadas sin compartir almohada. Se nace y se muere sólo, y en mitad de ese camino, quiero un rato divertido, quiero amigos, alguien que me quiera. Pero claro, para siempre es mucho tiempo; y una noche poco rato.

-Decirte que hay corazones que no huyen de la tormenta.

No hay comentarios:

Publicar un comentario