sábado, 11 de febrero de 2012

Nothing is enough.

Vivía en un pequeño pisito, lo suficientemente pequeño como para que su bulldog francés y el ratón del baño de los mil azulejos se conocieran. Todas las mañanas cenaba bolitas de Kellog's de fresa con un yogurth desnatado, dormía hasta que se metía el Sol y a las once se desmaquillaba los restos corruptos de línea negra que no habían sido arrastrado por la almohada. Su vida era cíclica, tan cíclica como aburrida y original, o cualquiera que lo viese desde fuera lo vería así. Con quince años soñaba con su situación actual, sexo sexo sexo, drogas drogas, noche. Y diez años después con cómo cambiarla, le gustaba demasiado el ardor de su boca tras el vodka, el humo denso del cigarro, las medias rotas por la lujuria. Pero ella no se daba pena, era demasiado mayorcita e independiente para eso, se daba asco.

-Tampoco será para tanto cuando yo lo aguanto; aunque será mejor que no que creas que me voy a comer el mundo.

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