Dijo cosas sin sentido de las que tiempo después se arrepintió. Dijo cosas que no venían a cuento y reprochó palabras y errores del pasado. Dijo que nunca más volverían a verse. Dijo que la olvidaría. Dijo que nunca la había querido. Hoy, sentado en una terraza con vistas al mar, junto a ella, se dio cuenta de que solamente le había dicho tonterías, nunca le había dicho que la quería. Ya iba siendo hora.
-¿Quieres tomar algo? ¿Una manzanilla?
-No gracias, nunca como fruta.
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